Charla “Malos tiempos para la izquierda ¿Crisis de la Democracia?”

Manolo Burguete, de la Escuela Social de Barañáin presenta al ponente de la charla de hoy, Jesús M.ª Osés Gorraiz, profesor de la UPNA y del Aula de la Experiencia. A continuación algunas de las ideas que se expusieron.

Se lleva muchos años hablando de la crisis de la izquierda, o quizás, mejor de la crisis de la socialdemocracia. Algunos la fechan en mayo del 68, otros en la caída de la Unión Soviética, algunos en el comienzo del siglo XXI…

Algunos de los factores que han contribuido a la crisis de los partidos de izquierda son: el mundo globalizado, multilateral con unos estados impotentes, mientras la izquierda se ha movido en el esquema de un mundo bipolar, de mercado nacional, de estados fuertes, con clases sociales claras y fronteras perfectamente trazadas, en resumen, se han movido en un mundo que ya no existe.

Un tiempo nuevo no se estudia con los conceptos viejos, se necesita una visión actualizada del mundo, y la socialdemocracia no está adaptándose. Si la izquierda tuvo un proyecto a conseguir, ahora debe adaptarse a los factores de la sociedad en la que está implantada.

El neoliberalismo campó a sus anchas y la socialdemocracia no supo enfrentarse a ello e incluso llegó a guiarse por los mismos postulados del neoliberalismo: el estado era el problema y el mercado la solución de ahí la desregulación y la no intervención. Eso significaba que la democracia estaba al servicio de la economía. El estado era aliado del libre mercado, con funciones mínimas.

El objetivo era conseguir que ciertas capas de la sociedad generaran culpa y eliminar el estado del bienestar. La política se inclina ante la economía y las empresas se impusieron al estado.

En la crisis del 2008 la industria financiera generó el desbarajuste en el mundo y los estados salieron al rescate. Capital que no ha vuelto a los estados. El mercado financiero crea crisis que benefician a los gestores y perjudican a las clases medias, que además son las que rescatan a las empresas financieras.

La recuperación de la crisis de 2008 deshizo los partidos socialdemocratas, a pesar de las distintas refundaciones que pretendieron.

A principios de siglo surgieron movimientos sociales como el feminismo o el ecologismo que obligaron a que los partidos de izquierda asumieran distintos postulados, aunque con problemas, y legislaran en esa dirección (igualdad, aborto, cambio climático…)

A pesar de que, hace ya 40 años, las empresas, sobre todo las energéticas, sabían perfectamente las consecuencias del cambio climático producido por el uso de los combustibles fósiles, han estado ganando dinero y dedicando esfuerzos en crear confusión y animar el negacionismo de los problemas ambientales.

Los partidos de derechas y de ultaderecha no pretenden evitar la democracia, ni la justicia ni las elecciones, siempre que sea ellos quien gobiernen, claro. Su pretensión es que la voluntad del pueblo sea lo que ellos quieren y creen que el pueblo necesita sencillez y simplicidad, como pretendía Trump, es decir, soluciones fáciles para problemas complejos, meollo de populismo de derecha y ultraderecha. El electorado está dispuesto a votar a quien prometa soluciones simples a sus problemas.

Todos estos populismos de derecha y ultraderecha se están extendiendo por el mundo: Estados Unidos, Brasil, Polonia, Hungría, Italia… Una posición política sin programas, sin ideas ni propuestas y que cuando gobiernan y no solucionan nada, la culpa es de la oposición. Todo es un planteamiento entre los buenos y los malos, ellos, claro, son los buenos y aluden a las emociones y a la fe ciega. Este populismo crea enemigos, no adversarios políticos. Cuando ganan las elecciones se trata de controlarlo todo, además del ejecutivo y el legislativo, también la justicia, los medios de comunicación y luego los sindicatos, las ONG, los movimientos sociales. Se trata de tener un férreo control sobre los ciudadanos.

Hay países con una democracia deteriorada, en los que los ciudadanos renuncian a su libertad y traspasan las decisiones a los que han votado, que son grupos que solo se representan a ellos y para ellos legislan.

Una democracia con calidad necesita un compromiso de los ciudadanos. Las democracias empiezan a morir cuando los adversarios son enemigos, cuando se amenaza a los medios de comunicación, cuando llega al poder una persona que no tiene el nivel necesario (véase Trump) y que erosiona poco a poco esa democracia apoyándose en los jueces.

Las feak news y las mentiras, se utilizan sin freno, Los insultos son norma habitual en el propio parlamento (terrorista, ilegitimo, asesino… palabras escuchadas en nuestro parlamento).

La política es una forma de entender la convivencia, un invento humano, un pacto entre personas, por tanto que se puede cambiar. Cada cierto tiempo se eligen individuos que toman decisiones sobre la realidad de cada momento. Y se pueden equivocar, porque además, el medio va cambiando.

La izquierda solo puede optar a adaptarse a un medio ambiente.

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